Bananeros recuerdan Masacre de Magdalena por la United Fruit Company
La historia bananera del país y de los países de la región
es una historia común que empezó con la explotación a los trabajadores
agrícolas y a los pequeños finqueros, donde la misma empresa, la United Fruit Company que tenía sus señoríos en Costa Rica
los tenía también en Honduras, Guatemala, Colombia y Ecuador.
El negocio bananero da para tener una flota de 90 barcos
transportadores de la fruta, miles de kilómetros de carreteras construidas en
los países donde operaba esta empresa. El tendido de miles de kilómetros de
cables telegráficos y un poder casi omnímodo en cada de los gobernantes donde
había sentado sus reales tamarindos la UFC.
A pesar de representar el negocio ingresos millonarios para
sus accionistas norteamericanos estos no estaban dispuestos a retribuir a los trabajadores de las
plantaciones las contraprestaciones. La táctica de la UFC siempre fue de
subcontratar a través de terceros ya que al momento de ser contratado un
trabajador, en una de las cláusulas del convenio laboral se estipulaba "todos
los detalles del trabajo serán a cargo del contratista, y ni el contratista ni
sus empleados serán trabajadores de la United Fruit Company".
Esta situación discriminación que marcaba las relaciones de
los trabajadores de las plantaciones bananeras y los representantes de la UFC
llevó a los trabajadores colombianos, país que para ese entonces ya era el
tercer proveedor de la fruta, a plantearle una huelga el 12 de Noviembre de
1928. Mas de 25 mil trabajadores dejaron de cortar la fruta para UFC con el fin
de presionarla a firmar mejores condiciones contractuales de trabajo que los
integren como trabajadores de la empresa.
Esto significaba un duro revés para esta prepotente empresa
norteamericana, que se había afincado como cuasi dueña de los territorios donde
operaba. La UFC no dio su brazo a torcer y esto derivó en la masacre de la
madrugada del del 6 de diciembre de 1928 en Ciénaga, Magdalena, dónde se
masacraron a varios huelguistas trabajadores del negocio bananero. Jamás se conocerá el número exacto de
muertes.
Seguramente el mundo hubiera olvidado pronto esto. Pero las
crónicas de aquellos tiempos exigían un juicio histórico novelado. Varios
fueron los escritores que se hicieron eco de esta masacre. Sin embargo fue el
hijo de un humilde telegrafista, de un pueblo tan olvidado como la Magdalena de
la masacre cuyo nombre evoca la suerte de un artilugio “Aracataca” y no de una
región, a quien le cupo el privilegio de perennizar la historia en su
monumental novela “Cien años de Soledad”. Allí narra lo que ocurrió en La Zona
Bananera del Caribe colombiano que se hallaba situada en la primera mitad de
siglo XX en lo que hoy es el actual departamento del Magdalena, y se extendía
entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la Ciénaga Grande de Santa Marta por
una llanura de 40.000 hectáreas.
Esto ocurrió hace 86 años. La puja por el poder económico
sigue siendo igual. Algunas condiciones han cambiado para bien de los
trabajadores, pero en este día dedicado a los trabajadores 1 de Mayo, no
debemos olvidarnos que solo unas cuantas cosas han cambiado. Que hay que seguir
luchando. Que ese el derecho de los trabajadores y no debe ser conculcado por
ninguna ley, ni ninguna empresa.
Discurso pronunciado por Carlos
Luis Fallas en la Asamblea de Solidaridad con los Huelguistas de Puerto
González Víquez, celebrada en San José el 18 de septiembre de 1955.
http://1drv.ms/1ktFwbd
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